jueves, 18 de junio de 2015

Revelador: La regla de las 10.000 horas



¿Existe el talento innato? 

La respuesta es sí. Sin embargo, el éxito es la suma de Talento + Preparación. Mientras más estudian los psicólogos las carreras de aquellos que parecen tener un don especial, más pequeño parece ser el rol del talento innato en los logros y mayor parece ser el rol de la preparación.

En su libro “Outliers”, Malcolm Gladwell, autor también del famoso libro “The Tipping Point”, presenta infinidad de casos de la vida real en los que se comprueba la correlación entre la maestría en una disciplina y el esfuerzo y dedicación más que al talento.

Uno de los casos más interesantes es el estudio de principios de los ’90 realizado por el psicólogo Anders Ericsson y dos colegas en la Academia de Música de Berlín. Con la ayuda de profesores de esta academia, dividieron a los violinistas de la escuela en tres grupos:
  • En el primer grupo se asignaron a las estrellas; estudiantes con potencial para ser solistas de clase mundial. 
  • En el segundo grupo quedaron aquellos que eran considerados solamente como “buenos”.
  • En el tercer grupo estaban estudiantes que tenían pocas probabilidades de convertirse en profesionales y que probablemente estaban destinados a ser profesores de música en el sistema de escuelas públicas.

Muchos años después, a todos los grupos se les hizo la misma pregunta: Desde que tocaste por primera vez un violín, ¿cuántas horas has practicado? Todos los violinistas de los tres grupos habían comenzado a tocar más o menos a la misma edad: 5 años. Al principio todos tocaban entre 2 y 3 horas a la semana, pero cuando cumplían 8 años comenzaban a surgir grandes diferencias: los mejores estudiantes de la clase comenzaban a practicar más horas que el resto. Por ejemplo, a los 9 años practicaban 6 horas a la semana; a los 12 años practicaban 8 horas a la semana; a los 14 años practicaban 16 horas a la semana, y así sucesivamente hasta la edad de 20 años cuando practicaban unas 30 horas a la semana.

A los 20 años los mejores músicos totalizaban más de 10.000 horas de práctica. Los que eran considerados como “buenos” totalizaron unas 8.000 horas, mientras que los del tercer grupo totalizaban unas 4.000 horas. Los investigadores no encontraron un solo caso de un “talento innato” que hubiese alcanzado el mismo nivel que los mejores, sin haber dedicado al menos 10.000 horas de práctica.

La conclusión del estudio es que una vez que un músico tiene suficiente habilidad para ingresar a una escuela de música de primer nivel, lo que distingue el desempeño de uno versus otro es cuán duro hayan trabajado.

Los investigadores han definido lo que se cree es el número mágico para la verdadera experticia: 10.000 horas.

El neurólogo Daniel Levitin señala que: “se requieren 10.000 horas de práctica para lograr el nivel de maestría asociada con ser un experto de clase mundial. En estudio tras estudio de compositores, jugadores de basketball, escritores, patinadores, jugadores de ajedrez, etc. este número se repite una y otra vez. Parece ser que le toma al cerebro este tiempo para asimilar todo lo que necesita conocer para alcanzar una verdadera maestría”.

Incluso genios como Mozart, que se creía que habían hecho composiciones excepcionales cuando era sólo un niño, críticos como Harold Schonberg muestra que Mozart realmente compuso su mejor trabajo después de 20 años de esfuerzo.

Gladwell lo resume así: la práctica no es lo que haces cuando eres bueno, es lo que te hace ser bueno.

En “Outliers” se presentan otros casos en el mundo de la música. Uno de los más interesantes es el del famoso grupo "The Beatles". Sus íconos, Lennon y McCartney comenzaron a tocar juntos en 1957. En 1960, cuando eran apenas una banda más del “high school” fueron invitados a tocar en Hamburgo, Alemania, gracias a un encuentro por accidente entre el dueño de un club nocturno alemán que fue a Londres a buscar grupos de rock and roll y se topó con un emprendedor de Liverpool el cuál se comprometió en enviar varios grupos.

En Liverpool los Beatles tocaban en sesiones de una hora, y se dedicaban en realizar el mismo repertorio que conocían. En Hamburgo, tenían que tocar hasta por 8 horas seguidas, por lo que tuvieron que poner en acción la creatividad y el esfuerzo para tocar. Los Beatles viajaron 5 veces a Hamburgo entre 1960 y 1962. Tocaban 7 días a la semana y en su primer viaje tocaron por 106 noches seguidas. En su segundo viaje a Hamburgo tocaron 92 noches seguidas. En su tercer viaje tocaron 48 noches. Sumando, se presentaron durante 270 noches en un año y medio. Para cuando entraron triunfantes en USA en 1964, habían tocado juntos en vivo más de 1.200 veces.

Según el escritor de la biografía de los Beatles, Philip Norman, no eran buenos cuando se fueron a Hamburgo por primera vez, pero eran muy buenos cuando regresaron. Tuvieron que aprender una enorme cantidad de canciones, y al final sonaban como ningún otro grupo del momento.

Ejemplos como éste también se observan en el mundo de la tecnología, como el caso de Bill Gates, que inició a programar software cuando estaba en séptimo grado, y gracias a una serie de circunstancias o casualidades tuvo acceso a una larga lista de oportunidades que lo llevaron a dedicar hasta 40 horas semanales al desarrollo de programas de computación durante los siguientes 5 años, para terminar dejando la Universidad y fundando una de las empresas más importantes del mundo: Microsoft.

Otros ejemplos del mundo de la tecnología: Bill Joy (creador del Unix moderno utilizado por los sistemas más importantes del mundo, así como co-creador de Java), Scott McNealy (co-fundador de Sun Microsystems junto con Bill Joy y Andy Bechtolsheim), Steve Jobs y Steve Wosniak (fundadores de Apple Computers), entre muchos otros. Algo muy relevante es que todo este grupo de “nerds” pertenecía a la misma generación (todos nacieron alrededor de 1955) y contaban con la preparación previa correcta para aprovechar la era de la computación personal que se inició en 1975, por lo que pudieron tomar ventaja de ella.

Por todo esto, cuando llevo a mi hijos a sus prácticas de Tenis tomo un rol activo, el de “recoge pelotas”, de tal forma que su Coach siempre tenga qué lanzarle y no detenga ni un minuto el entrenamiento. Hace algunas semanas atrás Sebastián me dijo que ese día no quería ir a la práctica de Tenis y le expliqué la regla de las 10.000 horas. Si quería alcanzar 10.000 horas de práctica a los 20 años cuando esté en el momento ideal para ser profesional no podía faltar a una sola práctica. Si faltaba a la mitad de las prácticas alcanzaría 10.000 horas a los 30 años, demasiado tarde para alcanzar algo de éxito en ese deporte. Lo entendió muy bien y ahora nunca quiere faltar.

Considero que quienes somos padres debemos entender la regla de las 10.000 horas, de tal forma de concentrar el foco en aquello que apasiona a tus hijos y que si desean ser muy buenos estén claros del esfuerzo que se requiere para lograr el éxito en esa disciplina.

Igualmente en la actividad profesional que tú realizas, pregúntate a qué estás dedicando un esfuerzo que te lleve a acumular 10.000 horas de práctica en los próximos años. Tal vez sea el momento de enfocarte y lograr un nivel de excelencia de clase mundial en esa actividad.


Victor Betancourt
Mi visión de los hechos

2 comentarios:

  1. 10.000 horas…sin duda, parte del camino de excelencia y pasión por lo que hacemos…me gusta! Un abrazo y gracias por compartir tu visión de los hechos.

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